Salud hepática: un constante desafío en la acuicultura
Un hígado sano es esencial para asegurar una adecuada salud y productividad en los peces. Sin embargo, las características actuales de la industria acuícola han conducido a que este órgano se mantenga bajo constantes exigencias. Distintas variables alteran su función e integridad, pero ¿sabemos realmente de qué manera afectan el hígado y la salud de los animales, o con qué frecuencia se presentan?
El hígado es un órgano glandular que desempeña una serie de funciones vitales en el organismo y cumple un rol fundamental en la salud de los peces:
- Función Metabólica: Participa en el metabolismo de proteínas, carbohidratos y lípidos.
- Función de Síntesis: Producción de bilis, proteínas plasmáticas y proteínas de la coagulación.
- Función de Almacenamiento: Almacena glicógeno, lípidos, vitaminas (por ejemplo: A y D) y minerales.
- Función Inmune: Fagocitosis de partículas extrañas en las células de Kupffer.
- Función Detoxificadora: Detoxificación de fármacos, sustancias tóxicas y desechos.
El rápido crecimiento y la intensificación de la producción en la industria de truchas y salmones ha traído como consecuencia que el hígado de los peces se enfrente normalmente a una serie de desafíos, entre los que se encuentran el alto contenido de grasa y la calidad de los aceites en la dieta, la presentación de patologías, el uso de fármacos y la contaminación de los alimentos con micotoxinas, por mencionar algunos. En torno a estos temas se han realizado numerosas investigaciones, algunas de las cuales han arrojado interesantes resultados:
Lipidosis hepática y su presentación en salmónidos
La lipidosis hepática es la excesiva acumulación de grasa en el citoplasma del hepatocito, que ocasiona una disminución en el crecimiento y una deficiente conversión alimenticia. Todos los salmónidos son susceptibles a la lipidosis hepática, siendo un problema particularmente importante en la trucha arcoíris (Oncorhynchusmykiss).
Rosenthal et al. (2013) determinaron la frecuencia de lipidosis hepática en trucha arcoíris de fase juvenil. Para esto la clasificaron en una escala de 0 a 4, según el grado de severidad y extensión de las lesiones a nivel microscópico. El análisis histológico determinó que su presentación fue de 70,6%, siendo el grado 3 el más común. Por otro lado, la alta incidencia de lesiones grado 3 y 4 en peces sanos sugiere la capacidad que tendría esta especie para soportar altos niveles de lipidosis hepática sin mostrar signos clínicos.
Por su parte, estudios realizados en Chile en salmónidos de crianza intensiva mostraron frecuencias de lipidosis hepática de 46% (López et al., 2001) y 51% (Cubillos et al., 2001). Estas diferencias se deben posiblemente a la edad y especies evaluadas, tamaño de la muestra, época del año y criterios de inclusión de los peces en los estudios. No obstante, el elevado porcentaje de lipidosis hepática podría haberse debido a problemas metabólicos asociados al desbalance energía-proteína del alimento.
Antibióticos y su efecto en el hígado
El desarrollo de la acuicultura en Chile se ha caracterizado por un rápido crecimiento e intensificación, lo que ha conducido a un aumento en la susceptibilidad de los peces a presentar enfermedades y, por ende, en la necesidad de usar antibióticos. Una proporción de los antibióticos son usados también como profilácticos y promotores del crecimiento, más que con una finalidad terapéutica.
Algunos estudios han dilucidado los efectos que su uso a largo plazo puede tener sobre el hígado de los peces. Reda et al. (2013) evaluaron los efectos de usar oxitetraciclina y florfenicol como promotores del crecimiento en tilapia del Nilo (Oreochromis niloticus)). Los peces se agruparon en G1: grupo control, G2: grupo suplementado con oxitetraciclina (100 mg/kg-1 de dieta) y G3: grupo suplementado con florfenicol (5 mg/kg-1 de peso vivo), por un período de 12 semanas.
El examen histopatológico reveló alteraciones en el hígado de los peces tratados:
G1: hepatocitos y sinusoides normales (Fig.A).
G2: congestión (punta de flecha), degeneración grasa y vacuolas en los hepatocitos (flecha) (Fig.B).
G3: degeneración hidrópica difusa de los hepatocitos (flecha) y activación de centro de melanomacrófagos (punta de flecha) (Fig.C).
A su vez, los investigadores señalaron que el estudio de las enzimas hepáticas aspartato transaminasa (AST) y alanino aminotransferasa (ALT) corroboró los hallazgos histopatólogicos. Los cambios en la actividad sanguínea de estas enzimas habrían indicado deterioro del tejido causado por estrés, toxicidad y daño hepático causado por los antibióticos.
En base a los resultados obtenidos en los distintos parámetros evaluados, Reda et al. concluyeron que, en las dosis empleadas, el uso de florfenicol fue más seguro.
Micotoxinas: Efectos y contaminación de los alimentos
Las micotoxinas son metabolitos secundarios tóxicos producidos por hongos pertenecientes en su mayor parte a los géneros Aspergillus, Penicillium y Fusarium y son los contaminantes naturales de los alimentos más extendidos en el mundo. Dentro de las micotoxinas de importancia para la salud animal se encuentran las aflatoxinas, ocratoxinas, fumonisinas, zearalenona y tricotecenos (deoxinivalenol [DON] y toxina T-2).
En peces, la cantidad de estudios que evalúan sus efectos es limitada y en muchos casos están restringidos sólo a ciertas especies. En general, su presentación se asocia con una reducción del crecimiento y del estado de salud de los animales. No obstante, creciente evidencia científica demuestra que en las especies acuícolas sus efectos son muy variados, generando diversos problemas de salud y pérdidas económicas en la industria.
Los efectos de las micotoxinas varían según el tipo y cantidad de toxina contenida en el alimento, tiempo de exposición, edad y especie de pez. Por ejemplo, diversas especies presentan distintos grados de sensibilidad a las aflatoxinas, lo que se atribuye a diferencias en sus sistemas de detoxificación hepática. La trucha arcoíris es extremadamente sensible a la ingesta de aflatoxina B1 (AFB1), la cual es un poderoso agente cancerígeno. Hoy en día, los casos de intoxicación aguda por aflatoxina ocurren en forma excepcional, mientras que la toxicidad crónica es el problema más serio y prevalente debido a la capacidad de AFB1 de producir carcinomas hepatocelulares tras la exposición prolongada a bajas concentraciones.
Evitar la exposición de los peces a las micotoxinas es fundamental, pero ¿qué tan frecuentemente las encontramos en sus alimentos? En los últimos años ha habido una tendencia a sustituir las fuentes de proteína de origen animal, por fuentes más económicas de proteína de origen vegetal, dando como resultado un mayor riesgo de contaminación de los alimentos con micotoxinas. Sin embargo, pocos estudios abordan este tema.
Greco et al. (2015) evaluaron la ocurrencia de micotoxinas en alimento para trucha arcoíris en 28 hatcheries en Argentina. Los resultados indicaron que todas las muestras estaban contaminadas, determinándose en un 93% la presencia conjunta de al menos 2 de las 6 micotoxinas analizadas, mientras que en un 7% se detectaron las 6. Aun cuando los niveles de micotoxinas eran bajos, los investigadores mostraron preocupación, ya que su ingesta continua puede conducir al deterioro del sistema inmune aumentando su susceptibilidad a distintas patologías y, por otro lado, la exposición simultánea a más de una micotoxina podría provocar micotoxicosis debido a un efecto sinérgico.
AFs: aflatoxinas; DON: deoxinivalenol; OTA: ocratoxina A; T-2: toxina T-2; FUM: fumonisinas; ZEA: zearalenona.
*nivel de contaminación por debajo del límite de detección. **mediana.
Los efectos sinérgicos de las micotoxinas en peces no han sido completamente estudiados, pero existen investigaciones que demuestran su importancia. Por ejemplo, Carlson et al. (2001) determinaron que en la trucha arco iris la fumonisina B1(FB1) actúa como promotor de los tumores hepáticos iniciados por AFB1.
La importancia de la FB1 como agente tóxico en el hígado de los peces fue evaluada por Pepeljnjak et al. (2003), quienes plantearon que en carpas el hígado y riñón son sus principales órganos blanco. Posteriormente Petrinec et al. (2004) reportaron lesiones histopatológicas en hígado, páncreas exocrino y endocrino, riñón, corazón y cerebro en carpas que consumieron FB1. Por lo tanto, considerando que diversos reportes acerca de la situación de las micotoxinas en Sudamérica han demostrado que los mayores problemas de contaminación se asocian con la alta incidencia de fumonisinas en maíz, no se debe desestimar la importancia de estas micotoxinas en la industria acuícola.
En resumen, la salud hepática de los peces se ve afectada por una gran cantidad de factores, los cuales están asociados en su mayoría a la intensificación de la industria acuícola. Las características de la dieta y la susceptibilidad de las distintas especies pueden dar origen a problemas como la lipidosis hepática, mientras que el uso de antibióticos también puede causar daños en el hígado. En el caso de las micotoxinas, considerando sus efectos y la dificultad de garantizar su ausencia en los alimentos, es fundamental encontrar una forma segura y efectiva de controlar este riesgo.