Un óptimo pH ruminal es esencial para mantener la salud y maximizar la producción de las vacas lecheras.
Las algas marinas calcáreas son un excelente buffer ruminal, y según estudios recientes, presentan una serie de ventajas con respecto a buffers convencionales.
Las vacas lecheras que consumen dietas con grandes cantidades de carbohidratos rápidamente fermentables a menudo experimentan un bajo pH ruminal, particularmente si la ración es baja en fibra, lo que puede provocar acidosis ruminal subaguda (SARA). Sin embargo, los rebaños lecheros a pastoreo también pueden verse afectados por SARA, asociado al consumo de praderas con un bajo contenido de fibra y alto contenido de carbohidratos solubles. La definición de SARA varía entre estudios, pero generalmente se acepta que ocurre cuando el pH ruminal es inferior a 5,5 – 5,8 durante varias horas al día. Este trastorno tiene un gran impacto en la salud y rendimiento de las vacas, ya que su presentación se asocia con una disminución en el consumo de materia seca y digestión de la fibra, modificación en la composición de la leche y problemas de salud, como diarrea, laminitis, abscesos hepáticos e inflamación.
Para mantener un óptimo pH ruminal y reducir el riesgo de SARA, los buffers y alcalinizantes ruminales se agregan comúnmente a la ración de las vacas lecheras. En los últimos años, el uso de algas marinas calcáreas (Lithothamnion calcareum) como buffer ruminal ha ganado gran popularidad. Esto se debe a que se solubilizan lentamente en el rumen, por lo que estabilizan su pH durante un período más prolongado que los buffers solubles convencionales, como el bicarbonato de sodio. De esta manera no solo ayudan a prevenir SARA, sino que, al optimizar el ambiente ruminal, mejoran la eficiencia de utilización del alimento y la producción de leche y su contenido de sólidos.
pH ruminal y producción de leche
Cruywagen et al. (2015) evaluaron los efectos de suplementar algas marinas calcáreas (Acid Buf) o bicarbonato de sodio sobre el pH ruminal y la producción de leche en vacas alimentadas con una dieta alta en concentrado (35,2% de materia seca proveniente de forrajes), formulada con la intención de inducir acidosis ruminal. Para ello, las vacas recibieron una de las siguientes dietas:
- Control = Dieta control + Piedra caliza: 3,5 g/kg de MS.
- AMC = Dieta control + Acid Buf: 90 g/día por vaca
- BS = Dieta control + bicarbonato de sodio: 180 g/día por vaca + piedra caliza: 3,7 g/kg de MS.
Los resultados indicaron que tanto las algas marinas calcáreas como el bicarbonato de sodio tuvieron un claro efecto sobre la acidez ruminal, especialmente durante el período comprendido entre el mediodía y la medianoche, ya que el tiempo en que el pH del rumen permaneció por debajo de 5,5 continuamente durante más de 1 hora fue menor en el grupo AMC (4 horas), que en el grupo BS (7,5 horas) y control (13,8 horas) (P<0,001) (Figura 1). Además, el pH ruminal mínimo fue más bajo en el grupo control (5,19) que en los grupos AMC y BS (5,42 y 5,37, respectivamente; P=0,041).
Por otra parte, las vacas en el grupo AMC tuvieron una mayor producción diaria de leche y eficiencia en la utilización del alimento, dado que produjeron más leche por kilogramo de MS consumido que las vacas en los otros grupos. En cuanto a los sólidos lácteos, el contenido de grasa en la leche (%) y la producción de grasa (kg/día) aumentaron cuando las vacas consumieron un buffer ruminal. Por el contrario, el tratamiento no tuvo ningún efecto sobre el contenido de proteínas en la leche, pero debido a las diferencias en la producción de leche, las vacas que consumieron Acid Buf tuvieron un mayor rendimiento de proteína (kg/día) (Tabla 1). Según los investigadores, los menores parámetros productivos registrados en el grupo control podrían haberse atribuido a la presentación de SARA, ya que las vacas de este grupo tuvieron un pH ruminal por debajo de 5,5 por un período prolongado y, además, mostraron signos de SARA (jadeo y babeo).
Por lo tanto, se concluyó que la dieta alta en concentrados utilizada en este experimento generó signos relacionados con SARA, los que se aliviaron mediante la suplementación de los buffer ruminales. Sin embargo, las algas marinas calcáreas tuvieron un mayor efecto sobre el pH ruminal, la eficiencia de conversión alimenticia y el rendimiento y composición de la leche, que el bicarbonato de sodio.
Algas marinas calcáreas en el preparto
Igualmente, se ha demostrado que suministrar algas marinas calcáreas durante el período preparto favorece la producción y composición de la leche en la futura lactancia. Esto fue demostrado por Wu et al. (2015), quienes incorporaron algas marinas calcáreas en la ración de vaquillas y vacas Holstein de alta producción durante las tres semanas previas al parto y evaluaron sus efectos sobre los parámetros productivos. De este modo, los animales consumieron una de las siguientes dietas preparto:
- Control = Dieta preparto.
- AMC = Dieta preparto + 50 g/día de algas marinas calcáreas por vaca.
En este caso, se determinó que el aporte de algas marinas calcáreas durante las 3 semanas previas al parto incrementó la producción de proteína en la leche (1,09 y 1,02 kg/día en el grupo AMC y control, respectivamente; P = 0,05). Además, las vacas que consumieron la dieta AMC tuvieron una producción de grasa láctea (Figura 2a) y leche corregida por energía (Figura 2b) más alta durante la 2ª y 6ª semana de lactancia, lo que se atribuyó a sus mayores rendimientos productivos. Finalmente, las vacas en el grupo control tuvieron un balance energético más negativo durante la 1ª semana de lactancia (−10,0 vs. −5,0 Mcal/día para las vacas control y AMC, respectivamente), lo que sugiere que suplementar algas marinas calcáreas antes del parto permite una mejor transición a la lactancia y explicaría en parte las diferencias en el contenido de sólidos lácteos registrados en este estudio.
Magnesio Marino y Algas Marinas Calcáreas
Por otro lado, la dieta de las vacas lecheras también puede suplementarse con alcalinizantes ruminales, como el óxido de magnesio (MgO), que incrementan el pH ruminal y ayudan a prevenir SARA. En Chile, un estudio realizado en vacas lecheras a pastoreo demostró que las vacas que consumieron MgO tuvieron un pH ruminal superior al de las vacas no suplementadas y que el aporte diario de 60 g de MgO logró minimizar las fluctuaciones diarias de pH en el líquido ruminal (Sepúlveda et al., 2011). En consecuencia, la acción buffer de las algas marinas calcáreas se podría potenciar con el MgO.
En este contexto, Rafferty et al. (2019) estudiaron recientemente el efecto de suplementar un buffer ruminal de origen marino, compuesto únicamente por algas marinas calcáreas y una fuente marina de MgO, sobre el pH del retículo-rumen y la producción y composición de la leche en vacas lecheras a pastoreo suplementadas con concentrado. Para ello, las vacas se asignaron a uno de 3 grupos según su dieta:
- Control = Pradera de ballica (Lolium perenne) de alta calidad + 8 kg de concentrado a base de cereales.
- BUF1 = Dieta control + 70 g del buffer ruminal de origen marino.
- BUF2 = Dieta control + 140 g del buffer ruminal de origen marino.
A partir de los resultados, se determinó que incorporar el buffer ruminal marino en el concentrado ofrecido a las vacas lecheras a pastoreo puede beneficiar su salud ruminal, ya que gracias a su gran capacidad buffer redujo la cantidad de minutos en que el pH del retículo-rumen estuvo por debajo de los umbrales 5,8 y 6,0 (Figura 3).
En cuanto a la producción de leche, las vacas alimentadas con BUF1 y BUF2 aumentaron su producción en 1,2 y 1,1 kg/día, respectivamente, con respecto a las vacas que consumieron la dieta control. Además, en las vacas BUF2 se registró un aumento en la producción de leche corregida por energía (ECM) de 1,5 kg/día y de leche corregida al 3,5% y 4% de grasa (FCM) de 1,9 y 1,8 kg/día, respectivamente, en comparación al grupo control. Por último, las vacas alimentadas con BUF2 también tuvieron una mayor producción de grasa láctea (kg/día) y tendieron a tener un rendimiento total de grasa y proteína más alto (kg/día) (Tabla 2).
Los investigadores indicaron que la mayor producción de leche registrada en las vacas suplementadas con el buffer ruminal marino podría estar relacionada a una mayor digestibilidad del alimento, que se asociaría a la menor cantidad de tiempo en que el pH del retículo-rumen presentó valores bajos. La razón detrás de esta proposición es que, en bovinos que consumen dietas con ensilaje de pradera, se ha demostrado que un pH ruminal más alto a las 6 horas posteriores a la alimentación se relaciona con una mayor digestibilidad de la materia orgánica, fibra detergente neutro y energía bruta (Mulligan et al., 2002).
En resumen, las algas marinas calcáreas mantienen el pH ruminal dentro de valores fisiológicos por un período prolongado, ayudando a prevenir SARA y creando un ambiente ruminal más saludable. Además, su suplementación durante la lactancia y preparto tiene un efecto positivo sobre la eficiencia alimenticia y la producción y composición de la leche. Finalmente, recientemente se demostró que la combinación de algas marinas calcáreas con óxido de magnesio marino permite modular el pH retículo-ruminal y mejorar la producción de leche cuando se incorpora en el concentrado de vacas lecheras a pastoreo.