Las vacas lecheras pueden experimentar una pérdida de condición corporal en el período preparto, lo que tiene una serie de consecuencias sobre su salud, bienestar y producción en la lactancia temprana.
Durante el período preparto los requerimientos energéticos de las vacas aumentan producto del acelerado crecimiento fetal y desarrollo mamario, lo que, sumado a la disminución en el consumo de materia seca, que puede alcanzar hasta 30% el día del parto, genera un balance energético negativo (BEN) al final de la gestación que se prolonga hasta varias semanas después del parto.
Al mismo tiempo, este BEN puede acentuarse con el empleo de ciertas estrategias nutricionales en el preparto, como podría ocurrir, por ejemplo, cuando las vacas consumen una dieta con energía controlada, la que se caracteriza por tener una densidad energética relativamente baja (1,30-1,39 Mcal ENL/kg de MS) (Drackley y Janovick Guretzky, 2007). Por estos motivos, es posible que las vacas pierdan condición corporal (CC) en este período. No obstante, en muchos casos, el BEN y la pérdida de CC previo al parto surgen a causa de una inadecuada nutrición y manejo en el predio, lo que puede tener un mayor impacto sobre la salud y producción de las vacas en la siguiente lactación, ya que el grado de restricción energética puede ser más severo.
En general, se acepta que un estado metabólico negativamente alterado es el resultado del BEN en el período pre o postparto, asociándose con problemas en la salud, bienestar y desempeño productivo y reproductivo de los animales. Sin embargo, las consecuencias de que las vacas pierdan CC en el período preparto no han sido completamente estudiadas.
En este contexto, Sheehy et al., (2017) realizaron un estudio en Irlanda para evaluar el efecto que la pérdida de CC, durante los 15 días previos al parto, tiene sobre el balance metabólico de vacas Holstein-Friesian en el período de transición y lactancia temprana. Para esto, 98 vacas se clasificaron en 2 grupos según el cambio de CC registrado entre los días -15 (± 2) y 0 relativos al parto (Tabla 1):
- Grupo CC-M, vacas que mantuvieron su CC.
- Grupo CC-P, vacas que perdieron CC.
Al analizar las concentraciones séricas de ácidos grasos no esterificados (NEFAs), β-hidroxibutirato (βHB) e insulina, se detectó que la pérdida de CC 15 días antes del parto afectó el balance metabólico de las vacas, siendo su efecto mayor en el período postparto (Figura 1):
- NEFAs: Ambos grupos presentaron concentraciones de NEFAs indicativas de BEN en el preparto (>0,4 mmol/L) y postparto (>0,7 mmol/L). No obstante, su concentración postparto fue mayor en las vacas CC-P (Figura 1a), lo que es una consecuencia de la pérdida de CC particularmente importante si se considera que elevados NEFAs se asocian con diversos problemas productivos, reproductivos y de salud.
- βHB: La concentración sérica de βHB fue mayor en la 1ª y 4ª semana postparto en las vacas que perdieron CC, lo que apoya la práctica de obtener muestras sanguíneas para diagnosticar cetosis dentro de las primeras 4 semanas de lactancia (Figura 1b). Por otro lado, al evaluar la presentación de cetosis subclínica en el postparto (Figura 2), se registraron diferencias según grupo de vaca y punto de corte utilizado para su determinación, lo que puede tener implicancias en el predio al momento de escoger que valor de βHB se utilizará para diagnosticar cetosis subclínica y establecer estrategias para su prevención:
- BHB ≥1,4 mmol/L: Su prevalencia fluctuó entre 9 y 16% en las vacas CC-P y entre 3 y 6% en las vacas CC-M, siendo un trastorno más frecuente en las vacas CC-P en la 3ª y 4ª semana postparto (Figura 2a).
- BHB ≥1,2 mmol/L: Su prevalencia fue de 14 – 21% en el grupo CC-P y de 4 a 7% en el grupo CC-M, observándose con mayor frecuencia en las vacas CC-P en la 1ª, 3ª y 4ª semana postparto (Figura 2b).
- Insulina: Las vacas CC-P tuvieron concentraciones de insulina más bajas antes y después del parto (Figura 1c), lo que se ha asociado con problemas en su desempeño reproductivo.
Además, la pérdida de CC se vio reflejada después del parto, ya que las vacas CC-P tuvieron una menor CC hasta el día 75 de lactancia (P<0,001). Finalmente, pese a que no se encontraron diferencias en la producción de leche, las vacas que perdieron CC en el preparto tuvieron un menor porcentaje de lactosa (P<0,01) y un mayor porcentaje de grasa en leche (P<0,05) y recuento de células somáticas (P<0,01).
Por otra parte, en cuanto al uso de dietas de energía controlada, Roche et al. (2017) investigaron en Nueva Zelanda si restringir la dieta de las vacas preparto a 2/3 de sus requerimientos energéticos tiene un efecto sobre su salud y producción. En este caso, 150 vacas con una CC de 5,0 (en la escala de 1 a 10, y considerada como la CC óptima para el parto) consumieron durante 3 semanas antes del parto una dieta que cubrió el 65% (grupo Feed65), 90% (grupo Feed90) o 120% (grupo Feed120) de los requerimientos de energía metabolizable (EM) estimados para este período. De esta forma, se determinó que:
- Condición corporal: La restricción de energía afectó la CC de las vacas, ya que al inicio del estudio los 3 grupos tenían la misma CC, pero posteriormente, en la semana previa al parto, la CC de las vacas Feed65 había disminuido 0,25 puntos (P<0,001).
- Balance metabólico y respuesta inflamatoria: Las vacas en el grupo Feed65 tuvieron en el preparto concentraciones de NEFAs y βHB más altas que los grupos Feed90 y Feed120 (Figura 3a y 3b), mientras que en el 3er día de lactancia presentaron concentraciones de haptoglobina más altas (Figura3c) y de colesterol más bajas en comparación con los otros dos grupos. A su vez, la relación albúmina/globulina fue menor en este grupo de vacas durante los primeros 35 días de lactancia. Esto indica que las vacas Feed65 tenían un balance metabólico alterado y un estado inflamatorio exacerbado, lo que incrementa el riesgo de presentar enfermedades en el inicio de la lactancia.
Producción de leche: Tendió a verse afectada por la dieta preparto durante las primeras 7 semanas de lactancia (P<0,1) (Tabla 2).
Estos resultados son consistentes con la hipótesis de que existe un umbral de subalimentación en la vaca preparto, por debajo del cual su salud, bienestar y producción futura se ve comprometidos. Teniendo en cuenta que una restricción mayor o igual a 35% de los requerimientos de EM resultó en un perfil sanguíneo indicativo de un mayor estrés metabólico e inflamación y tendió a reducir la producción de leche en la lactancia temprana, los investigadores concluyeron que se debe evitar restringir la dieta de las vacas en el mes previo al parto en más de 25% de sus requerimientos energéticos.
En resumen, las vacas lecheras pueden perder CC en el período preparto debido a una inadecuada nutrición o manejo en el predio o asociado al suministro de una dieta de energía restringida. Esto puede tener consecuencias significativas en su estado metabólico, composición de la leche, recuento de células somáticas y CC postparto. A su vez, una restricción energética severa (<70% de los requerimientos de EM) durante el preparto altera el balance metabólico y exacerba el estado inflamatorio de las vacas, aumentando así el riesgo de enfermedades en la lactancia temprana y afectando su bienestar.