MOS y ß-glucanos: Alternativa natural para potenciar la inmunidad y productividad de las aves
Los beneficios de los manano-oligosacáridos y ß-glucanos sobre el rendimiento productivo y salud de las aves se han comprobado en una gran cantidad de estudios, pero ¿son estos aditivos capaces de contrarrestar los efectos perjudiciales de las micotoxinas o el estrés térmico?
Las levaduras se han utilizado en la alimentación animal hace muchísimo tiempo, gracias a sus propiedades nutricionales y farmacodinámicas. Sin embargo, en los últimos años se ha registrado un incremento en su empleo en el sector avícola, producto de las restricciones en el uso de antibióticos promotores del crecimiento y a los cambios en las preferencias de los consumidores. De este modo, las paredes celulares de levaduras destacan actualmente como una alternativa natural para mejorar la salud y productividad de las aves.
Saccharomyces cerevisiae es una levadura ampliamente utilizada en nutrición animal. Su pared celular representa entre un 10 a 25% del total de la materia seca de la célula y está compuesta por polisacáridos (85-90%) y glicoproteínas (10-15%), distribuidos en forma de una red tridimensional. Los polisacáridos que la conforman se clasifican en 3 tipos: a) polímeros de manosa o manano-proteínas (35-40%), b) polímeros de glucosa o β-glucanos (1,3 β-glucanos: 50-55% y 1,6 β-glucanos: 5-10%) y c) polímeros de quitina (2%) (Anwar et al, 2017).
El interés por utilizar las paredes celulares de S. cerevisiae en nutrición avícola se atribuye a su contenido de polisacáridos, particularmente manano-oligosacáridos (MOS) y b-glucanos, los que tienen una serie de efectos benéficos en las aves:
- Modulan la microbiota intestinal: Limitan la adhesión de bacterias patógenas a la mucosa intestinal y favorecen la proliferación de bacterias benéficas, como lactobacilos y bifidobacterias, manteniendo así un adecuado equilibrio de la microbiota intestinal.
- Mejoran la morfología intestinal: Aumentan la altura de las vellosidades y reducen la profundidad de las criptas intestinales, mejorando la estructura intestinal e incrementando la superficie de absorción de nutrientes.
- Estimulan el sistema inmune: Potencian la respuesta inmune humoral y celular, con lo que se optimiza la respuesta a los programas de vacunación y la capacidad de resistencia a enfermedades.
- Mejoran el rendimiento productivo: Crean un ambiente intestinal saludable e incrementan la actividad de ciertas enzimas digestivas, con lo que la absorción de nutrientes y digestión de los alimentos es mayor. Además, aumentan la producción de ácido butírico y disminuyen el pH intestinal, lo que juega un rol vital en la promoción del crecimiento.
Por lo tanto, a través de estos mecanismos combinados, las paredes celulares de levaduras constituyen una alternativa viable para optimizar la salud y crecimiento de las aves ante la ausencia de antibióticos promotores del crecimiento. Por otra parte, el aporte dietético de MOS y ß-glucanos puede ser muy beneficioso en condiciones de crianza desfavorables, como ocurre, por ejemplo, cuando el alimento se encuentra contaminado con micotoxinas, las que tienen un gran impacto sobre la inmunidad y productividad de los animales. En este contexto, Awaad y col. (2011) examinaron los efectos que una combinación específica de MOS y ß-glucanos extraídos de la pared celular de la levadura S. cerevisiae (Agrimos®, Lallemand Animal Nutrition), tienen sobre el rendimiento productivo e inmunidad en pollos de engorde que consumen una dieta con un bajo contenido de ocratoxina A. Para ello, 360 aves de 1 día de edad se agruparon al azar y mantuvieron por un período de 5 semanas en uno de 4 grupos (n=90):
- OTA: ración basal + 50 μg/kg de OTA.
- Control: dieta control.
- OTA + Agrimos: ración basal + 50 μg/kg de OTA y 2 kg/tonelada de Agrimos.
- Agrimos: dieta basal + 2 kg/tonelada de Agrimos.
En este caso, los resultados indicaron que la presencia de micotoxina en el alimento retrasó el crecimiento de los pollos de engorde. Sin embargo, la incorporación de Agrimos en la ración contrarrestó este efecto y mejoró los parámetros productivos. Es así como, durante las primeras 5 semanas de vida, las aves en el grupo OTA+Agrimos tuvieron un mayor peso corporal que las del grupo OTA y, curiosamente, al finalizar el estudio, su peso e índice de eficiencia también fueron más altos en comparación con los otros grupos. De acuerdo con los investigadores, esto podría deberse a los efectos combinados de un bajo nivel de micotoxinas con el aporte de Agrimos, lo que habría potenciado el sistema inmune y de este modo la salud animal.
Al mismo tiempo, la suplementación de MOS y β-glucanos corrigió la depresión en la inmunidad humoral inducida por la ocratoxina, lo que se determinó al medir los títulos de anticuerpos contra la enfermedad de Newcastle en los pollos vacunados. De esta forma se observó que, después de alimentar las dietas experimentales por una semana, los títulos de anticuerpos fueron más bajos en el grupo OTA, mientras que esta respuesta se atenuó en el grupo OTA+Agrimos. Este mismo fenómeno se registró durante la 4ª y 5ª semana de crianza (Figura 2), por lo que se pudo concluir que Agrimos mejoró la efectividad de la vacunación en los pollos de engorde expuestos a una dieta con ocratoxina.
En cuanto a la inmunidad celular, se comprobó que el grupo Agrimos tuvo el mayor porcentaje de fagocitos e índice fagocítico en relación con los otros grupos en la 3ª y 5ª semana de edad y, debido a que estos parámetros fueron similares en las aves del grupo OTA+Agrimos y Control, se propuso que los MOS y β-glucanos serían capaces de revertir la inhibición en la fagocitosis inducida por la micotoxina. Además, en la 3ª semana de edad, la actividad de la lisozima fue más alta en el grupo OTA+Agrimos, en tanto que la producción de óxido nítrico fue mayor y menor en los grupos Agrimos y OTA, respectivamente (Tabla 2). Estos resultados demuestran que Agrimos estimula la respuesta inmune celular en los pollos de engorde que consumen o no una dieta contaminada o no con micotoxinas.
Por otro lado, añadir MOS y β-glucanos en la ración también puede brindar importantes beneficios cuando las aves están expuestas a una alta temperatura ambiental. Esto se debe a que el estrés por calor provoca una serie de cambios fisiológicos en estos animales, tales como una alteración de la ecología microbiana intestinal, con un aumento de la colonización por bacterias patógenas, e inmunosupresión. Por estas razones, Mahmoud et al., (2018) analizaron los efectos que tiene Agrimos sobre el rendimiento productivo, inmunidad y recuento de bacterias cecales en pollos de engorde criados en condiciones de estrés térmico cíclico. Para ellos, 168 aves se asignaron a uno de 4 grupos según la dosis de Agrimos utilizada: 0 (control), 0.5, 2 y 4 g/kg de alimento y se expusieron entre los 28 y 42 días de edad a 32°C durante 9 horas diarias.
Al evaluar los parámetros productivos, se determinó que las aves que consumieron la dosis más alta de MOS y β-glucanos tuvieron un mayor peso corporal y ganancia de peso, así como una mejor conversión alimenticia en comparación con el grupo control a los 42 días de edad (Tabla 3). Según los investigadores, esto se habría producido debido al efecto inmunomodulador de Agrimos, en conjunto con su capacidad para inhibir la colonización de microorganismos patógenos en el tracto gastrointestinal y permitir el desarrollo de una microbiota más saludable.
Es así como los resultados de este estudio indicaron que la incorporación de Agrimos en la dieta de los pollos de engorde moduló la microbiota intestinal, al reducir la carga bacteriana total en el ciego (Figura 3A) y estimular la proliferación de poblaciones bacterianas benéficas, como lactobacilos, sobre todo en las aves que consumieron la dosis más alta de Agrimos (Figura 3B).
Simultáneamente, Agrimos estimuló la inmunidad celular y humoral de los pollos con estrés térmico, al aumentar el peso relativo de los órganos linfoides primarios, independientemente de la dosis aportada (bolsa de Fabricio y timo; P≤0,05) (Tabla 4), e incrementar los títulos de anticuerpos contra la influenza aviar, especialmente cuando se administró en dosis de 2 y 4 g/kg de alimento (Figura 4).
Otros cambios fisiológicos que ocurren en aves expuestas a altas temperaturas incluyen un aumento en la concentración plasmática de cortisol, una reducción en el contenido de linfocitos (L) y un incremento en el número de heterófilos (H), con lo que la relación H/L aumenta (Xu et al., 2018). No obstante, Mahmoud et al., (2017) demostraron que, en pollos de engorde con estrés térmico, Agrimos aumentó el porcentaje de linfocitos cuando se agregó en la dieta en una cantidad de 4 g/kg y redujo el porcentaje de heterófilos y la relación H/L independientemente de su dosis. A su vez, las aves suplementadas con 2 y 4 g/kg tuvieron una menor concentración plasmática de cortisol con respecto a las aves control. Por lo tanto, en base a estas dos últimas investigaciones se puede concluir que la incorporación de MOS y β-glucanos en el alimento contrarresta los efectos negativos del estrés térmico.
En resumen, la inclusión de MOS y β-glucanos en la ración de los pollos de engorde es capaz de mejorar su rendimiento productivo e inmunidad y modular la microbiota intestinal, aun cuando el alimento se encuentre contaminado con micotoxinas o las aves estén expuestas a altas temperaturas. En este último caso, los beneficios de su aporte en la dieta dependen de la dosis utilizada, observándose que 4 g de Agrimos/kg de alimento atenúan en mayor medida los efectos provocados por el estrés por calor.
Referencias bibliográficas:
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